Tenis en silla de ruedas: Gustavo Fernández cumplió su sueño - POLIDEPORTIVO NEWS

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30 enero 2014

Tenis en silla de ruedas: Gustavo Fernández cumplió su sueño

El tenista paralímpico Gustavo Fernández se consagró subcampeón del Australian Open. Fue su primera clasificación a la final de un Grand Slam, y es el primer sudamericano en lograrlo. En la definición cayó ante el japonés Shingo Kunieda, N°1 del mundo, por 6-0, 6-1. Lo que a Gusti le sabe a frustración, por no haber logrado llevarse el trofeo, a miles de argentinos que le hicieron llegar sus mensajes de apoyo desde todo el país, les resulta un ejemplo de superación y un modelo a seguir.

Con 20 años, el cordobés de Río Tercero ocupa el 5° puesto del ranking mundial de la ITF en la categoría de silla de ruedas. Luego de un 2013 sin victorias en Grand Slam, Fernández alcanzó la definición en el primer torneo de los cuatro grandes de 2014.

Llegar a la instancia final de un Grand Slam significó para Gusti un nuevo logro personal y deportivo. Pero más allá de la preparación física habitual para disputar un partido definitorio, el aspecto mental fue fundamental para poder enfrentar este nuevo desafío. “La preparación es muy compleja. Uno tiene que tratar de abstenerse de tantas cosas, de tantas emociones, tantos sentimientos encontrados, de haber cumplido un sueño. Hay que recordar todo el trabajo, todos los conceptos que uno ha involucrado, que ha inculcado a lo largo de toda su carrera. Hay que pensar en lo que uno tiene que hacer contra el rival y estar dispuesto a ir a la cancha y dejar todo para lograr el objetivo”.

“Es complicado, se vienen muchas cosas a la cabeza, pensamientos buenos y pensamientos malos. Al llegar a una instancia tan importante también se vienen cualquier clase de recuerdos. Desde cuando era más chico y recién empezaba, que soñaba con estas cosas. Cuando empecé con el tenis, mi primer partido de Grand Slam, que no fue nada grato, hasta el día que salen todas las cosas bien y todo es color de rosa. Son muchas cosas para afrontar para una sola cabeza, por eso la preparación tiene que ser acá y ahora, pensar momento a momento, día a día. Nosotros preparamos el partido la noche anterior. Nos concentramos en lo que tenía que hacer y nada más”, agregó el cordobés.

Y finalmente llegó el día. En el court N°5 del Melbourne Park, el complejo donde se disputa el primer Grand Slam del año, Gustavo salió a la cancha preparado para enfrentarse con el N°1 del mundo. “Personalmente, no sentía esa presión por ganar, de decir ´tengo que ganar sí o sí´. Sentía que no tenía mucho que perder y estaba confiado. Me había preparado muy bien, entré muy concentrado. Después, cuando arrancó la acción tenía la mente muy lista pero no fui capaz de llevarlo a la actividad. La teoría estaba, pero en la práctica no pude hacer lo que tenía que hacer”.

Es que del otro lado de la red, el mejor del mundo en la categoría no había cedido ningún set en todo el torneo. Además, el japonés se había consagrado campeón en las seis ediciones anteriores del Australian Open. “Evidentemente, aunque no de manera consciente, me comió el hecho de estar en una final de Grand Slam, enfrente a un pedazo de rival, y no pude enfocarme en lo que tenía que hacer”, reflexionó Gusti.

Previo al comienzo del Open, Gusti participó de dos torneos: el ITF Super Series de Sídney, que se disputó del 10 al 14 de enero, y el ITF 2 Series de Melbourne, entre el 16 y el 19. Fue justamente en el Melbourne Open que el argentino se cruzó con Kunieda en la ronda de 16, y cayó por 6-3 y 6-3. Fue sólo una cuestión de días hasta que debió enfrentarlo nuevamente en el Grand Slam.

“El partido de la final fue completamente diferente. Pero en el sentido de que yo jugué diferente. Lo que tiene Shingo que lo hace tan bueno es que es muy constante y muy consistente en su manera de jugar. Tiene una capacidad de llegar a un nivel muy alto, pero el piso es siempre el mismo. Es la diferencia que tiene con el resto. Yo logro niveles muy altos, pero a veces mi piso no suele ser muy constante. El partido en Melbourne merecí mucho más, merecí ganar. Me sirvió como práctica y uno esperaba después cambiarlo para bien. Pero la final del Grand Slam no fue nada que ver. Cuando entré a la cancha, inconscientemente me nublé y no pude hacer nada de lo planeado, quedé demasiado desenfocado en mi idea de juego”, explicó el tenista de Río Tercero.

Con los jugadores argentinos eliminados del cuadro principal de singles y dobles en la primera semana, la atención de la gente se enfocó en el único representante que continuaba avanzando en el torneo. No tardaron en llegar las muestras y mensajes de apoyo de quienes seguían con entusiasmo el desempeño de Gustavo.

“Fue algo muy nuevo para mí. Quizás es medio exagerado, pero pasé prácticamente del anonimato a tener semejante repercusión: que en los medios te soliciten, que la gente de todos lados de Argentina esté con vos. Recibir tanto apoyo y tantos mensajes tan lindos es algo nuevo y la verdad que es muy reconfortante. No me había pasado nunca y lo disfruté mucho. Estuvo muy bien, agradezco un montón eso y espero que en un futuro, a partir de lo que yo haga, se logre difundir lo que estamos haciendo, se logre evolucionar el tenis en silla de ruedas en Argentina, se logre conseguir más jugadores y en un futuro ser una de las potencias mundiales. No sólo por conseguir uno o dos jugadores buenos, sino por tener un desarrollo y una estructura bien armada”.

El año pasado, en el Campeonato Mundial por Equipos que se disputó en Turquía, Gusti logró su primer triunfo ante Kunieda por 7-5, 4-6, 6-3. Pero lejos de aferrarse a esa victoria, el cordobés  busca mejorar aquel aspecto que podría ser la llave para garantizar futuros festejos ante el N°1. “La clave está en mi cabeza, es lograr la consistencia. Es igualar el piso que él pone. Porque en el pico de nivel creo que tengo más armas, o he demostrado tener bastantes armas para poder complicarlo e incluso dominarlo. En lo que claramente me domina él es en el tema de la cabeza y en la consistencia. Por eso a veces los resultados son tan abultados, lo que no quiere decir para nada que la diferencia de nivel sea un 6-0, 6-1, sin dudas. Como tampoco quiere decir que como yo le gané una vez ya lo igualé”.

Gusti tuvo su debut paralímpico en los Juegos de Londres 2012, cuando logró llegar a los cuartos de final donde perdió con el entonces N° 1 del ranking mundial, Stephane Houdet. Sin embargo, el francés, actual N°2 del mundo y uno de los jugadores más experimentados del circuito, pronosticó el año pasado que el argentino será el candidato para la medalla de oro en los Juegos de Río 2016. “Son puras palabras. Lo aprecio mucho, tengo una gran relación, pero las cosas se ven dentro de la cancha, y día a día trabajando para lo que se tiene que hacer. Él puede decir lo que diga, y me alegra y me llena mucho, pero después adentro de la cancha se verá el medallero, el oro, la plata y el bronce”.

Si bien no participará de los Juegos ODESUR, ya que la fecha en la que se disputarán los Suramericanos se superpone con otras competiciones, el calendario para el 2014 ya está cargado de compromisos. El próximo viaje será a los Estados Unidos, para defender el título del Open de Pensacola. En mayo irá a Atlanta, luego a Japón y a Europa en la gira más importante del año, que durará tres meses. “El circuito europeo va a ser el más duro, el más importante y en el cual esperamos hacer diferencia”, contó el tenista.

Con el paso de los días y tras el descanso durante el largo viaje de regreso a Buenos Aires, disminuyó la frustración de la derrota en Australia, y el cordobés pudo tomar dimensión de lo que significó para él haber llegado a la final del Open. “Tenía muchas ilusiones de ganar, me había preparado para eso. Sigo con la idea clara de que en algún momento espero que se me dé, y voy a seguir trabajando para eso. Lo que no quita que haya sido una semana increíble, una de las mejores semanas de mi vida en cuanto a tenis, en mi carrera deportiva y en lo personal también. Logré cumplir un sueño, y eso nadie me lo va a sacar. La satisfacción personal es muy grande y está, pero me sigue sabiendo a poco, porque lo que yo fui a buscar no me lo traje. Por eso hasta que no lo consiga, me va a seguir sabiendo a poco. Quizás no lo consiga nunca, quizás no tenga nunca más una final de Grand Slam, nadie lo sabe. Lo que queda por hacer por mí es seguir trabajando, seguir esforzándome, para que la próxima vez me sepa completo”.

Para completar un mes ya de por sí intenso a nivel emocional, unos días antes de disputar su primera final en Australia hubo otro fecha especial para Gustavo. El 20 de enero cumplió los 20, pero ni siquiera el cambio de década fue motivo suficiente para interrumpir los entrenamientos.

“¡No hubo festejo en absoluto! Estuve muy concentrado. Justo se dio el lunes previo al Grand Slam. Así que estuve muy concentrado, tuve que practicar, lo cual no quita que haya tenido mensajes, que mi entrenador (Fernando San Martín) me felicite. Es más, todavía no soplé las velitas de cumpleaños. Pero está todo bien, son las cosas del oficio, ´sarna con gusto no pica´ se dijo por ahí. Ya habrá tiempo para festejar”, prometió el tenista.

Hijo del ex jugador de básquet Gustavo Ismael "Lobito" Fernández, ganador de 5 Ligas Nacionales, y hermano de Juan Manuel, basquetbolista que se desempeña en Brescia, Gusti agiganta la tradición deportiva de su familia. Con tan sólo 20 años y un gran puñado de conquistas en su haber, lo que más sorprende del cordobés es su pasión por el deporte, el esfuerzo inagotable y su mentalidad ganadora, inspiración para cualquier deportista: "Sea como sea, nunca en mi vida voy a poder festejar una derrota", remató.

Fuente y Fotos: Prensa ENARD

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